Aunque reconozco que el mundo de la fotografía es fascinante, siempre me he inclinado más por el video, pues además de la imagen, amo el sonido y el movimiento. Sin embargo en los últimos tiempos, las oportunidades de hacer click que se me han presentado me han llevado a disfrutar un poco más del arte de capturar imágenes fijas. Y aunque a veces nos pareciera que es un arte gastado, sobre todo ahora que las cuentas de Instagram abarrotan nuestros días de fotografías, hay un valor detrás de muchas de ellas que aprecio como ninguno: la persona y el momento que vive en ese instante. Las graduaciones son uno de esos momentos. Así que la felicidad del graduado que ha logrado su anhelada meta se convierte en mi energía para hacer sus fotos.
En el caso de Krystal, me encantó verla cargar con sus libros preferidos, pues éstos tenían que salir en las fotografías junto a ella sí o sí. Su pasión por la literatura y en especial por Ernest Hemingway aumentó mucho más mi empatía con esta chica amante de los libros. Inevitablemente al ver las carátulas mientras hacia click, mi mente voló alguna que otra vez a mi país y al recuerdo de aquellos lugares que frecuentó alguna vez el autor de "El viejo y el mar" en mi isla. Incluso se me antojó volver a ver "Hello Hemingway", el filme de 1990 del gran cineasta cubano Fernando Pérez.
Me encanta que las fotografías hagan gala de la personalidad y del mundo de cada quien. Es un honor para mi estar detrás de la cámara cuando quien está enfrente sabe hacia donde va y lo que quiere.
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