08 Jul
08Jul

Nasobucos, teléfonos sobre trípodes trasmitiendo en vivo y familiares conectados desde lejos, fueron parte inusual de la última boda que realicé. Me pregunto si todo esto será normal de ahora en lo adelante o al menos…. ¿Hasta cuando será?

La novia me contactó desde hace meses cuando todavía no existía el virus. Luego pensé que suspendería la boda, pero no lo hizo. Entonces viajé hasta Houston con mi esposo para cumplir con ella, y porque de sobra está decir que amo mi trabajo y que necesito estar en acción.

Estando allá, media hora antes de la ceremonia, a todos les entró un mensaje de alerta oficial donde pedían a los ciudadanos del condado que se quedaran en casa. Para ninguno era un secreto que los casos de infectados iban en aumento. Y de pronto empezó la locura de que si los novios debían de casarse con máscaras puestas y yo rogando para mis adentros que no lo hicieran. ¡Los demás si, pero ellos no!- Pensé y por fortuna así fue. 

Hasta que por fin se escuchó la música, comenzó la celebración y los 50 asistentes permitidos que estábamos allí, nos olvidamos del virus para disfrutar de la felicidad de la pareja.

Al regreso pensé seriamente en el riesgo que habíamos corrido mi esposo y yo, aunque todo el tiempo mantuvimos la distancia de los demás y hasta donde sabíamos, ninguno de los presentes estaba enfermo. Asusta un poco estar en un evento de 50 personas en estos tiempos, que aunque no es un número grande, es un número que cuenta cuando no sabes si habrá posibilidad de contagio. 

Finalmente ya la boda está editada y entregada y me alegra haber estado allí para documentarla. Esta fue una boda diferente porque los tiempos que vivimos hoy son diferentes. Entiendo que los novios no querían posponer más su fecha y asumieron con seriedad el reto de tener una celebración más sencilla que la que habían planeado. Admiré sus sonrisas y capacidad de adaptación ante cada obstáculo, incluso hasta cuando en la noche anterior les informaron que no podían usar el salón donde iban a hacer la recepción. Aprecié ver que a pesar de todo, ellos y su familia disfrutaron agradecidos cada momento y yo me fui con la experiencia de haber filmado una boda cubano-mexicana en tiempos de pandemia. 

Para los interesados en la parte técnica que llegan por aquí y les gusta saber, usé dos cámaras esta vez. Una sobre un trípode en un lugar fijo a un lateral y la otra sobre un gimbal que me permitió moverme y obtener diferentes ángulos de la ceremonia. Le doy cinco estrellas en esta ocasión al micrófono inalámbrico Rode Wireless GO que le coloqué al pastor (quien además era el padre de la novia) pero me arrepiento de no haberle puesto uno igual al novio. Ellos pensaron que con el micrófono de la iglesia estaría bien, pero honestamente ya se que no puedo confiar en la acústica de algunas iglesias. Pensé recoger todo el audio en una grabadora Zoom conectada a la consola de sonido pero ésta no tenia entrada para mis cables. Así que mil gracias RODE por tu Wireless GO en el traje del pastor. En la próxima boda el novio no se me escapa. 

Y como siempre se aprende algo nuevo, esta vez no fue la excepción. Al terminar la ceremonia, los recién casados salieron a los exteriores de la iglesia a tomarse algunas fotos y yo quise hacerle al mismo tiempo unas tomas de video. Pero el cambio de temperatura más la humedad brutal del intenso verano de Houston no fueron amigos de ninguna de mis cámaras que no se pudieron recuperar de la condensación por mucho que lo intenté, hasta que frustrada tuve que enviarlas con mi esposo para adentro de la iglesia. Entonces hice algo que no se me ocurriría hacer (al menos en donde vivo que no existe ese problema de humedad) y fue usar simplemente mi Iphone. ¡Cuanto extrañé a esa hora el gimbal para móvil que siempre uso en los viajes de familia! Pero al menos logré capturar esos momentos, para luego seguir con mis cámaras ya recuperadas, adentro en la recepción. Entonces me llevé la enseñanza de estar atenta a las condiciones climáticas (sobre todo de humedad) la próxima vez que tenga un evento lejos del lugar donde vivo. Y aunque no me gusta cargar con cosas de más, ya se que mi pequeño estabilizador de teléfono se tendrá que ir también conmigo… para usar el móvil just in case, entre tanto las cámaras se recuperen dentro de una bolsa de plástico, siguiendo el consejo de un amigo.

Finalmente aquí les dejo el video resumen una vez más agradecida a María y Adrián por haberme elegido.


También les dejo un video de 1 minuto que colgué en Instagram para recordar  esta aventura.


Por ahora me despido anhelando, al igual que muchos, que los tiempos mejoren por el bien de todos y también de las celebraciones. 



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